La resolución de la Xunta que levanta las pocas restricciones que quedaban en centros de atención sociosanitaria es un alivio tanto para residentes como para cuidadores.
María Luisa y Carmen conversan en la residencia viguesa “La Palmera”. La primera celebra que el Celta haya renovado a su entrenador, Coudet, pero a su compañera no le gusta el fútbol y prefiere las películas clásicas. No están obligadas a guardar la distancia interpersonal y ya no las separan en grupos burbuja. Es un día absolutamente normal. El primero desde la irrupción del covid. Las residencias celebran desde ayer su vuelta a la normalidad gracias al decreto de la Xunta que levantó las restricciones que quedaban en estos centros debido a la buena evolución de la pandemia.
La decisión del comité clínico, que se conoció el pasado miércoles, incluye también la flexibilización de las visitas de familiares que, aunque todavía siguen bajo cita previa, ya permiten que acudan más de uno a la vez, dependiendo de las posibilidades de cada centro. También se retoman las salidas socioculturales, que añadido a los recientes levantamientos de los límites de los paseos, hacen que los residentes respiren aliviados: “Antes no podíamos disfrutar de ellos porque la mitad se nos iba en ir y volver”, explica María Luisa.
Rebeca Pardo, directora de este centro, indica que los 18 residentes y sus compañeras cuidadoras están “aliviados, pero eso no nos quita la preocupación a la hora de extremar los cuidados porque el virus sigue ahí”. Señala que, desde el principio de la pandemia, se esforzaron al máximo para intentar que sus vidas fuesen lo más normales posible dentro de las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias. “Estuvimos muy agobiadas al principio porque los centros privados no tuvimos ayuda de la Xunta para gestionar estas situaciones”, añade, pero se muestra contenta porque, desde el momento en el que tanto cuidadoras como residentes recibieron las vacunas, pudieron trabajar y convivir con
más tranquilidad. Y eso que, gracias a su ubicación –en un lugar tranquilo de Beade– y a su pequeño tamaño, lograron esquivar el covid y no registraron un solo caso en todos estos meses.
sienten que los tiempos más oscuros van llegando a su fin. Por el momento, dentro de la residencia ya viven como antes de la pandemia. Para el resto, aún deben esperar un poco más.
Adiós, grupos burbuja
Los residentes ya pueden relacionarse entre ellos sin preocuparse de los grupos designados “burbuja”, como antes de la pandemia
Extremando precauciones
Aunque ya se goza de cierta normalidad, Rebeca Pardo advierte que “seguiremos extremando precauciones porque el virus sigue ahí”.
Los centros de día, con dudas ante la nueva normativa
La Asociación de Centros de Día de Galicia (ACDgal) mostró ayer en su comunicado su satisfacción ante las nuevas medidas de desescalada propuestas por la Xunta y celebra “el progresivo regreso a la normalidad de los centros de día”. Explica ACDgal, presidida por la viguesa Ángeles Álvarez –directora del centro de día Parque Castrelos– que a partir de ahora “se podrán recuperar terapias y actividades, algo tan normal como contar una confidencia a una compañera o darse un abrazo”.
Sin embargo, la asociación mostró sus dudas ante la resolución de la Xunta, pues “no especifica la distancia de seguridad mínima entre personas ni si ya se pueden recibir visitas de personas ajenas al centro”, que Álvarez trasladó al director de Atención Integral Sociosanitaria, Antonio Acevedo. Este respondió que en determinadas situaciones seguirá siendo necesario aplicar la distancia y que las visitas se podrán llevar a cabo cumpliendo las medidas higiénico-sanitarias.
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