Los centros de día vivieron con preocupación los dos años de pandemia porque trabajan con personas vulnerables, pero lograron sortear buena parte de las olas y la incidencia fue baja. En esta etapa se agruparon para defender sus derechos y crearon la Asociación de Centros de Día de Galicia (ACDgal) que preside Ángeles Álvarez, la directora del centro de día Parque Castrelos de Vigo.
¿Qué supuso la vacunación masiva en este sector?
Una mayor tranquilidad para todos. Las personas mayores con pluripatologías eran muy vulnerables ante la covid-19 antes de las vacunas. Muchas de ellas acababan hospitalizadas y otras no superaban la enfermedad causándoles la muerte. Las vacunas no evitan que contraigas coronavirus, pero consigue que muchas de los que se contagian presenten síntomas similares a los de una gripe, lo cual no les obliga a ingresar en un hospital, como sucedía antes de las vacunas. Esta diferencia ha conseguido reducir la angustia y el miedo que sentían muchas personas mayores, sus familiares y los propios profesionales de los centros. A nadie se le olvida los terribles momentos que se vivieron en la primera ola ni como el virus fue especialmente agresivo con las personas mayores.
¿Les hubiese gustado que se vacunase en los centros como ocurrió en las residencias?
La asociación hizo esa petición a la Consellería de Sanidade porque era una demanda de las propias personas mayores y sus familias. A los centros de día acuden personas dependientes, muchas de ellas con movilidad reducida. La vacunación en los centros, como se venía haciendo con la vacuna de la gripe, hubiera facilitado mucho las cosas.
¿Cuándo empezaron a notar que bajaban los contagios?
Lo cierto es que, gracias a los protocolos y medidas de prevención adoptados (uso de mascarilla, distancia, ventilación, desinfección, uso de pantallas, mamparas, etc.) los centros de día conseguimos mantener al virus a raya, sobre todo en las primeras olas. Mentiríamos si dijéramos que no hubo casos en algunos centros, sin embargo, en muy pocos se dio una transmisión comunitaria. Es en esta sexta ola donde ya parece que no se libra nadie. Pero una vez más, los casos siguen siendo aislados y muchos de ellos, gracias a la vacunación no presentan síntomas. Por este motivo, desde ACDgal hemos recomendado a nuestros centros asociados que estén más atentos que nunca a cualquier signo, síntoma, cambio en el comportamiento o estado general de las personas usuarias. Ya que, tal y como nos indican, la nueva variante Ómicron, es muy contagiosa.
¿Hacen test periódicos?
Con el fin de detectar casos asintomáticos o con sintomatología leve lo antes posible, nuestra asociación ha solicitado a la Dirección Xeral e Integral de Atención Sociosanitaria que nos facilitaran test de antígenos (durante las fiestas era muy difícil conseguirlos). Agradecemos desde aquí su envío, ya que nos están ayudando de manera eficaz a detectar casos positivos y nos ayudan a seguir evitando los contagios masivos.
¿Cómo lo vivieron los usuarios?
Las situaciones son muy diversas. Aquellas que mantienen un buen nivel cognitivo y son capaces de comprender lo que sucede y cuáles son los peligros de esta pandemia, se han mostrado preocupadas y han sentido miedo, sobre todo al principio. Las que sufren deterioro cognitivo, y, por tanto, no son tan conscientes de la situación, no entienden por qué deben ir con mascarilla, porque no pueden abrazarse, pasear libremente o sentarse al lado de sus compañeras. Por no hablar de las personas que tienen dificultades comunicativas o déficits sensoriales, el uso de mascarillas y las distancias le han complicado todavía más su día a día. Los centros de día hemos tenido que modificar nuestro modo de trabajar para adaptarnos y asumir todas las exigencias preventivas indicadas por las autoridades sanitarias. Esto dificulta el normal desarrollo de las actividades y ha restado calidez y cercanía. Las personas usuarias han notado mucho estos cambios, y, aunque nos han dado una lección de resiliencia intentando adaptarse al nuevo modo de relacionarnos y de trabajar, observamos que su estado de ánimo está tocado y nos cuesta un poco más crear ambientes de disfrute y diversión.
¿Cómo afecta la variante ómicron?
Nuestro sector ha podido contener la expansión y transmisión de contagios cuando se ha dado algún caso dentro de los centros en las primeras olas. Aunque siempre hay excepciones, nuestros centros de día han sido lugares muy seguros y con una baja incidencia. El problema de Ómicron es su rápida propagación. Al aumentar la incidencia entre la población, hay más probabilidades de que aumenten los casos en los centros de día. Lo importante es poder detectar estos casos lo antes posible para evitar la transmisión comunitaria.
¿Son suficientes las medidas de prevención?
Las medidas han demostrado ser buenas y efectivas. Quizá hemos echado de menos que Sanidad nos fuera actualizando los protocolos a medida que la situación de la pandemia iba cambiando. Han sido los propios directores de los centros quienes, de motu propio, han valorado medidas más exigentes cuando la situación así lo requería.
¿Ven cerca el final?
Es difícil verlo. Esto ha llegado para quedarse y tendremos que apoyarnos en las vacunas y la ciencia para mejorar nuestra convivencia con el virus. Eso no quita que debemos ser optimistas y confiar en que las cosas mejorarán. Nuestro sector está deseando recuperar su anterior modo de trabajar. Las distancias y las mascarillas son barreras que dificultan muchísimo el trabajo dentro de los centros.
@AtlanticoDiario